SI alguna vez has escuchado que la actitud hace la diferencia, específicamente el concepto de autoeficacia desarrollado por Albert Bandura tiene un papel fundamental en el logro de objetivos. Así como lo explica este psicólogo, la autoeficacia es sabernos y sentirnos capaces de realizar una tarea con éxito, por lo que al tener esta firme convicción es más fácil poner en acción los procedimientos necesarios para alcanzar lo que esperamos.

Si bien sentirnos capaces no es lo mismo que ser capaces, la autoeficacia es una actitud que aumenta las probabilidades de buenos resultados al experimentar mayores niveles de confianza, de motivación y de compromiso. A su vez, diversas investigaciones han mostrado que la autoeficacia protege contra la frustración, el estrés y la depresión. En pocas palabras, alguien que se siente capaz se atreve a hacer las cosas, lo cual hace una gran diferencia con respecto a quien no se considere así.

De acuerdo con Bandura, en general las personas con un alto sentido de autoeficacia se muestran seguras de sí mismas y manifiestan mayores niveles de bienestar, puesto que perciben las tareas difíciles como retos en lugar de percibirlas como amenazas. Por otro lado, son personas que se recuperan fácilmente después de las dificultades, ya que no atribuyen los fracasos a una falta de capacidad, sino a conocimientos que se pueden adquirir y por lo tanto se esfuerzan cada vez más. En este sentido, las personas con autoeficacia en una determinada tarea, consideran que pueden seguir preparándose, aumentando sus habilidades y conocimientos y no dudan de su potencial. Cuando las cosas no les resultan del todo bien, continúan en el intento, mostrándose perseverantes hasta conseguir sus objetivos.  Por otro lado, cuando se trata de interpretar las situaciones exitosas, las personas con autoeficacia las atribuyen a su propia capacidad, mientras que las personas que carecen de autoeficacia las atribuyen a cuestiones externas, lo cual las deja sin la posibilidad de reconocer sus propios recursos y méritos. 

De acuerdo a lo anterior, resulta muy útil que los líderes promuevan en sus colaboradores la autoeficacia, sembrando en ellos la creencia de ser capaces de ejecutar ciertas labores y promoviendo un sentido de control al enfocarse en lo que sí son capaces de hacer y en lo que está en sus manos.  Se recomienda incluso, desarrollar en los nuevos empleados un alto sentido de eficacia a través de ir mostrando con ejemplos cómo realizar sus funciones, después brindarles un acompañamiento, y poco a poco dejar que lo hagan por sí mismos. Además, la autoeficacia, al permitir el constante crecimiento, influye fuertemente en la permanencia de los empleados en las organizaciones.

Por lo tanto, resulta evidente la importancia de la autoeficacia tanto en aspectos personales como laborales. Específicamente en el ámbito laboral, resulta crucial para lograr los objetivos planteados, ya sea de manera individual o en un equipo. Creer en las propias capacidades para afrontar situaciones difíciles y cubrir las exigencias con un desempeño notable, es una característica deseable tanto en los líderes de las empresas como en los colaboradores.

En Irigoyen, a través de los programas de Equipos de Alto Desempeño y de High Performance Leadership sabemos cómo ayudarte a transformar favorablemente el nivel de motivación y compromiso de tus líderes y colaboradores, con la finalidad de impulsarlos al logro de los resultados deseados.